Cuando se empieza una boda en Zaragoza con un preboda siempre vienen a la cabeza localizaciones casi paradisiacas: Canfranc Estación o algún pueblecito perdido del Pirineo o un Castillo y monumentos que decoren el reportaje. De hecho cuando hablaba con Jenifer y Luis de donde hacer la preboda mi deseo era ir a un sitio chulo, que siempre viste.
Pero los planes cambian, a Jenifer le apetecía mucho empezar el reportaje en una casita preciosa que su padre con el paso del tiempo ha ido haciéndose en El Buste, un pueblecito pequeñito justo encima del Santuario de la Misericordia (donde está el Eccehomo) cerca de Borja. A priori no parecía la mejor idea, pero tal y como lo iba asimilando cada vez me apetecía más la idea: Una chica, un chico, un fotógrafo y la luz que te encuentres, sin atrezzos, playas ni Castillos.
El día pintaba caluroso y la luz de las seis de la tarde era durilla por eso empezamos en interior huyendo del calor y buscando mejor luz, para salir al exterior una hora antes del atardecer, con un cielo azul, limpio y profundo como pocos.
Al terminar las fotos disfrutamos de una merienda que nos prepararon los padres de Jenifer, cosa que agradecimos todos con cervezas en la mano y la satisfacción de las cosas bien hechas y con dos buenos y nuevos amigos.